
Anónima, 0,7 años.
Inocente brota ágil con su indumentaria de alquiler, vestido, que conservado
entre algodones, inmortalizó a primas y hermanas en sus primeras instantáneas
de gala, mostrando la inocencia precoz y el deseo materno de guardar la esencia
de la infancia eventual, incierta y paciente. El color blanco, ese que los forasteros
se encargaron de identificar con la pureza virginal, a juego con sus mofletes
lozanos que posan para algún registro estatal de nacimiento, dando fe de su vida,
esa que se mantiene en vilo hasta bien entrado el desarrollo de las defensas, cuando
la incertidumbre y el riesgo de ser atacado por un virus o bacteria intrusa se
reduce y es motivo de festejo a la resistencia y fortaleza humana. La
instantánea fue capturada en una vitrina cerrada del puesto fronterizo de
Namaacha, que tras varios forcejeos con el vidrio, el comandante se apercibió
de atípicos sonidos provenientes del arranque de burla que nos separaba de la
foto, no hubo otra opción que descartar la vía de la sustracción y cambiar la
estrategia, había que activar el modo negociación, esa interacción entre lo empático y lo elocuente, basada en el intercambio y en el juego de faroles caracterizado por la tenacidad por el lucro y el rigor de la improvisación, el premio lo merecía, disfrutamos del hallazgo,
un cohibido soborno de 40 meticais, daba precio a esta historia que ahora os
cuento y minutos más tarde, el comandante se deshizo en esfuerzos por hallar
más instantáneas entre cajones y estanterías, continuamos nuestro viaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario